lunes, 16 de septiembre de 2013

Joseph Ford

Joseph Ford, un diseñador de imágenes y publicidad, tiene en su haber una colección de fotografías que sería una campaña absolutamente increíble para cualquier marca de ropa, en la que el autor ha inventando paisajes en las prendas de ropa.



Ford ha podido imaginarse en sus prendas de vestir pequeños paisajes, con los que además juega y manipula con paisajes aéreos reales para conseguir que uno y otro se lleguen a fundir gracias a algún detalle concreto, como puede ser un pequeño cuadrado, una continuación en el color o la forma, o como se ve aquí arriba, mostrando un mismo patrón que hace que nos preguntemos realmente qué parte es de la prenda y qué parte es paisaje real.
Joseph ha conseguido aunar dos proyectos totalmente diferentes en uno completamente novedoso. En primer lugar, estuvo haciendo fotografías aéreas por la zona de Marruecos, Sicilia y Mauritania. Tras estar de vuelta y enseñar las fotografías a un par de amigos de la revista WAD —un magazine de moda callejera de París—, decidieron crear unos montajes en los que moda y paisaje se entremezclaran. Tras el éxito de los primeros resultados en WAD, otro magazine, Süddeutsche Zeitung Magazin, se interesó por su trabajo y el resultado es una colección de 10 fotografías como las que vemos.
Técnicamente, este tipo de trabajo no ha conllevado un gran retoque digital a excepción de ajustes mínimos de tono y color. Sin embargo, Ford destaca la labor de estar preparando las fotografías de las prendas durante 12 horas para tratar de ecualizar la luz que se observa en las tomas aéreas. Seguro que este ha sido uno de esos proyectos que le ha catapultado como un gran creativo en la fotografía publicitaria y de moda, donde seguramente alguna marca se esté peleando por tenerlo en plantilla.





Vivian Maier Fotografía Callejera

Fue una fotógrafa norteamericana aficionada que trabajó como niñera en Chicago durante cuatro décadas.
En 1951 con 25 años se mudó a Nueva York y en 1956 a Chicago, donde pasó la mayor parte de su vida.
Maier no revelaba muchos de sus carretes porque no se lo podía permitir. Solo tomaba fotos sin descanso y sin que aparentemente le importara el resultado final. También coleccionaba libros de arte y las esquelas de los periódicos. De una de ellas sacó el relato de una de sus películas en Super 8. Es la historia de una madre y un hijo asesinados. Maier fue con su cámara y rodó primero el supermercado donde la madre trabajaba, luego la casa donde vivía con el hijo, y así, uno a uno, todos los lugares a los que aquellas pobres almas jamás volverían. En una de las cintas que John Maloof encontró, Vivian Maier había filmado su idea del paso de la vida:
Tenemos que dejar sitio a los demás. Esto es una rueda, te subes y llegas al final, alguien más tiene tu misma oportunidad y ocupa tu lugar, hasta el final, una vez más, siempre igual. Nada nuevo bajo el sol.
En 1959 viajó sola a Egipto, Bangkok, Tailandia, Taiwan, Vietnam, Francia, Italia e Indonesia.
Vivió en Rogers Park y fue niñera de una familia de North Side en Chicago.
Hacia el final de su vida quedó sin vivienda pero los 3 hijos Ginsberg a los que había cuidado de niños le pagaron el alquiler de un apartamento y cuidaron de ella hasta su fallecimiento en 2009.


En 2007 John Maloof estaba buscando información para escribir un libro de historia sobre Chicago NW Side llamado Portage Park y acudió a una subasta donde compró un archivo de fotografías por unos 380 USD. La casa de subastas había adquirido sus pertenencias de un almacén guardamuebles porque había dejado de pagar las cuotas.
John Maloof comenzó a revisarlo y lo desechó para su investigación. Decidió revelar una parte y revenderla en Internet. Fue entonces cuando el reputado crítico e historiador de fotografía Allan Sekula se puso en contacto con él para evitar que siguiera dispersando aquel material prodigioso y lleno de talento. Maloof, consciente del tesoro rescatado prácticamente de la basura, empezó un minucioso trabajo de investigación, recuperación y protección del archivo de Vivian Maier. Aquello le movió a hacer fotografías similares. Compró la misma cámara Rolleiflex que tenía Vivian Meier y fue a los mismos lugares para hacer fotografías.
Investigó sobre su vida y localizó una tienda de fotografía llamada Central Camera donde Vivian solía acudir a comprar rollos de película. Prefería los carretes extranjeros en lugar de los estadounidenses.
Gracias a la familia Gensburgs para la que Vivian había trabajado durante 17 años John Maloof pudo recuperar 2 cajones grandes que iban a ser tirados a la basura. Contenían correspondencia, recortes de periódico y carretes fotográficos en color.
De los 100.000 negativos, unos 20.000 o 30.000 todavía estaban en los carretes sin revelar desde 1960 a 1970. John Maloof consiguió revelar los carretes con éxito.
Los negativos que reveló Vivian estaban colocados en tiras y tenían la fecha y la localización escritas en francés.
John Maloof buscó más información en internet y encontró que había fallecido dos días antes de la búsqueda.
En noviembre de 2010 habían escaneado 10.000 negativos y tenían pendientes de escanear otros 90.000.
También quedaban unos cientos de carretes en blanco y negro y unos 600 carretes de color por revelar.
Su trabajo muestra escenas callejeras de Chicago y New York en las décadas de 1950 y 1990.

MAs imagenes: