Las fotografías de Lynch, se adentran en espacios semidesérticos,
bodegones deshumanizados por los que podemos intuir que la mano del
hombre ha pasado hace ya tiempo, condenándolos hoy al abandono, por lo
que una especie de naturaleza artificial se ha encargado de dotar de
vida a unas estructuras aparentemente inertes. Escenarios de decadencia
industrial, humo, electricidad y ningún atisbo de organismos vivos ni
naturaleza convencional, son los protagonistas de las fotografías de
David Lynch, que recoge en el objetivo de su cámara tremendos poemas
visuales de mundos paralelos.
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